Huertas y frutos

Ahí viene la plaga…
Uso de preparados para el control de insectos y enfermedades.

El Manejo Integrado de Plagas es una metodología que emplea todos los procedimientos aceptables desde el punto económico, ecológico y toxicológico para mantener las poblaciones de organismos nocivos por debajo del umbral económico, aprovechando, en la mayor medida posible, los factores naturales que limitan la propagación de dichos organismos. De acuerdo a esta definición, el objetivo del manejo integrado de plaga es minimizar el uso de productos químicos y dar prioridad a medidas biológicas, biotécnicas y de fitomejoramiento, así como a técnicas de cultivo.

Desde un enfoque agroecológico muchas instituciones están en la búsqueda de alternativas amigables con el ambiente, aprovechando las defensas naturales de los organismos y reorganizando completamente las técnicas de cultivo tradicionales.

Con la intensión de validar y probar preparados para el manejo de plagas y enfermedades de cultivos hortícolas y árboles frutales de la zona, técnicos vinculados al área de granja de la Estación Experimental Cuenca del Salado del INTA han tomado y probado recomendaciones de diferentes procedencias, ajustando las preparaciones y obteniendo recetas eficientes para el manejo de los organismos mencionados dentro de la Cuenca del Salado.

A partir de las evaluaciones los referentes del INTA observan que “estos preparados naturales fueron exitosos en sistemas productivos diversificados, que utilizan asociaciones, rotaciones y abonos”, al tiempo que advierten que “no producirán por lo tanto los mismos efectos en producciones muy simplificadas orientadas al monocultivo o con grandes intervenciones químicas”.



En relación a las alternativas para el control de enfermedades y plagas se destacan los “preparados naturales”, las “trampas” y las “barreras.
Preparados naturales:

Los “preparados naturales” son preparaciones que se aplican en los sistemas productivos con fines diversos, como la disminución de poblaciones de organismos perjudiciales, o para producir confusión en organismos que podrían afectar la producción, repeler determinados organismos del área de cultivo, incorporar sustancias nutritivas al sistema productivo.

Para el control de pulgones, moscas blancas y cocinillas es recomendable el uso de agua jabonosa que consiste en disolver dos cucharadas de jabón blanco neutro rayado (sin perfume, blanqueador, ni lavandina para evitar dañar los cultivos) en un litro de agua y luego filtrarlo. Su aplicación se realiza con aspersor o mochila pulverizadora y el objetivo es mojar hasta chorreo todas las partes de la planta, cuidando que se cubran las hojas en ambas caras. Estas aplicaciones que deben realizarse al menos 3 veces cada 4 o 5 días mata por asfixia a los insectos cuando  incorporan a través de su piel el  agua jabonosa.

El “alcohol de ajo” es un preparado para ahuyentar cualquier insecto que se encuentre atacando los cultivos. Produce además la muerte de organismos pequeños como moscas blancas, pulgones, ácaros, bacterias, polillas, cotorritas y trips. La muerte de estos organismos se produce porque el alcohol y los compuestos de azufre que contiene el ajo, desecan e intoxican, resultando un buen insecticida y bactericida. Su preparación consiste en triturar una cabeza de ajo y mezclarla con un litro de alcohol, dejar descansar 30 minutos, agregar dos litros de agua, agitar y filtrar. Su aplicación se realiza con pulverizadora a razón de 1 litro de preparación cada 4 litros de agua. El preparado debe guardarse en heladera para evitar su descomposición y la pérdida de sus propiedades insecticidas entre una pulverización y otra.

El “Purin de paraíso” es recomendado para matar cualquier tipo de insecto. Produce intoxicación a todos los organismos de sangre caliente, por lo que se debe tener precaución con los niños y en el momento de las aplicaciones utilizar protecciones. Para su preparación se machacan 5 tazas de bolillas de paraíso (Melia asedarach), se disuelven en 5 litro de agua y se deja fermentar la mezcla en un balde tapado con tela durante al menos 21 días a la sombra.

Del tipo de insecto que se desea controlar depende su aplicación. Para las hormigas se vierte dentro del hormiguero, produciendo la muerte de la colonia y en caso de ser necesario se repite la aplicación a los 4 o 5 días si se registra actividad. Para controlar insectos dentro de los cuadros de cultivo (bicho moro, tucuras, chinches, larvas de perro de los naranjos, etc.): se filtra y se aplica sobre los cultivos cada 4 o 5 días al menos 3 veces, debiéndose esperar como mínimo 15 días entre la última aplicación y la cosecha.

Trampas y barreras:

Las trampas y las barreras “son estrategias diseñadas para impedir la instalación de organismos en los sistemas productivos”. Con estas acciones “se busca bajar las poblaciones de colonizadores o impedir la llegada de los organismos perjudiciales a nuestro cultivo”.

Entre las alternativas están las “trampas amarillas”, unas planchas amarillas con sustancias pegajosas que atraen hacia sí a pulgones, moscas blancas y adultos de polillas y moscas, cumpliendo una doble función en el cultivo. Por un lado, la detección de los primeros insectos adultos que llegan a los cuadros de cultivo. Esto da alerta y permite prepararse en caso de que la población aumente peligrosamente. Por otro, la disminución de población de insectos atrapando grandes cantidades cuando las trampas se colocan de manera dispersa en los cuadros y a la altura de los cultivos que se encuentran afectados.

Su construcción consiste en rectángulos de botellas de lavandina amarillas, cubiertos con una bolsa de nylon trasparente a la cual embadurnamos en su exterior con aceite de cocina usado.

Otra trampa es la “trampa de cerveza”, que consiste en el uso de recipientes de plástico enterrados al ras del terreno y llenados en sus ¾ partes con cerveza, malta o levadura. Estos preparados resultan atractivos a caracoles y babosas, que caen adentro y se ahogan.

En cuanto a las barreras, las “de circulación” consisten en colocar en el suelo materiales que impidan el paso a caracoles y babosas, puede ser cal de obra o cenizas de madera, debiendo ser dispuestas en filas de un ancho mínimo de 10 cm., con reposiciones o adiciones del material nuevo luego de una lluvia.



Los técnicos de la Estación Experimental Cuenca del Salado del INTA señalan que “las aplicaciones de preparados naturales, trampas o barreras no deben ser entendidas como la solución a las plagas y enfermedades”, destacando que “la aparición de una enfermedad o una plaga en un cultivo refleja una falla en el diseño y manejo del sistema productivo”. Por lo tanto sugieren que “luego de reducir la población utilizando barreras, trampas y preparados, el horticultor debe analizar las causas de su aparición y evaluar cuáles fueron los manejos y/o prácticas realizadas que promovieron su aparición”. Asimismo indican que “se deben ensayar modificaciones en el diseño de la huerta, así como en las prácticas realizadas cotidianamente, con el objetivo de que en la temporada siguiente no vuelvan a producirse”.

Para mayor información:
EEA Cuenca del Salado INTA  AER Chascomús
Teléfonos (02241) 436690/425075
Referentes: Ing. Agr. Carla Larrosa | Ing. Agr. Maximiliano Bongiorno
E-mail: larrosa.carla@inta.gob.ar