Las Buenas Prácticas Ganaderas son pautas de manejo para
mejorar la eficiencia de la producción, respetando el medio ambiente,
garantizando la calidad e inocuidad alimentaria, dignificando las condiciones
laborales y el entorno socio-productivo.
Con el objetivo de caracterizar la situación de
establecimientos que forman parte del Monitoreo de eficiencia reproductiva que
realiza el INTA EEA Cuenca del Salado, se efectuó un estudio de tipo
cualitativo en 25 explotaciones agropecuarias ubicadas en diferentes partidos
de la región, en su mayoría (72%) pertenecientes al Programa Cambio Rural y de
una superficie promedio de 450 hectáreas destinadas a la actividad ganadera
bovina.
Los principales puntos relevados fueron la
caracterización de los recursos humanos; de los establecimientos; de la
producción animal y del uso de productos químicos y medidas preventivas.
Según comentan los técnicos del INTA “en cuanto a la
caracterización de los recursos humanos se evidenció un rol preponderante del
productor con alto porcentaje de dedicación (82%), alto grado de asesoramiento
agronómico y veterinario (88%), alto nivel de capacitación (80%) principalmente
en temas productivos y en menor proporción en riesgo de trabajo y alto nivel de
registro de información (96%)”.
De acuerdo a las observaciones realizadas “el estado y la
cantidad de las instalaciones es adecuado en el 72% de los casos. El 96% de los
establecimientos posee vivienda de material con servicios de luz eléctrica y
agua apta para consumo en el 79 y 75% de los casos respectivamente”. En relación
a la producción animal “la mayoría cuenta con un sistema que incluía cría,
recría, engorde y agricultura”, con preponderancia de la raza Angus, hecho que
hace innecesaria la práctica del descorne.
La producción de carne se sustenta en base a un sistema
pastoril con suplementación, siendo en su mayoría de origen propio. Los
suplementos se almacenan en gran medida (67%) en galpón y se realizaba control
de plagas en la mayoría de los casos (84%).
Los problemas de parto (distocias) se observaron
principalmente en la categoría vaca primípara, registrándose una “buena
atención de partos y potreros adecuados para tal fin (manga, reparo, agua)”.
En cuanto al uso de productos químicos y medidas
preventivas se notó que “un 40% realiza la técnica del triple lavado a los
bidones. En un 44% se reutilizan los envases como recipientes para gasoil,
aceite, bebederos, baldes y dormideros de conejos”. En relación al destino
final del envase “el productor utiliza diferentes vías como: quema (48%),
almacenamiento (28%) o envío a plantas de recolección de residuos (20%)”. Los
productos veterinarios y agroquímicos en los campos observados se almacenan en
galpón y en general, los medicamentos veterinarios que requerían cadena de frío
se conservan en la heladera de la vivienda”.
De acuerdo a lo observado la protección personal se realiza
“principalmente a través de guantes y botas y la higienización durante el
trabajo mediante las bombas de agua ubicadas en las mangas (56%). Un 24% de los
casos analizados contaba con botiquín de primeros auxilios ubicados en la vivienda
y no en el lugar de trabajo”.
Estos resultados ponen en evidencia las fortalezas
propias del sistema de producción de ganadería extensiva de la Cuenca del Salado
y las referidas al estrato evaluado. No obstante los técnicos del INTA visualizan
como debilidad a tener en cuenta “la falta de concientización en el uso
adecuado de productos químicos, sean estos agronómicos o veterinarios, que
impactan en la seguridad y salud de los recursos humanos y el medio ambiente de engorde.
En la Cuenca del
Salado la producción de carne se sustenta en base a un sistema pastoril con
suplementación.
Para mayor información:
Chacra
Experimental Integrada Chascomús (MAA-INTA). Mitre 202 Chascomús.
Tel. 02241 42-5075 |
43-6690
Referentes:
Mariano Cicchino, José Otondo, Esteban Melani.