Un, dos
tres, probando
Ensayos para el control de ALTAMISA.
El sobrepastoreo es una práctica de manejo que pone en
riesgo la sostenibilidad de los agroecosistemas, dado que propicia la disminución
o desaparición, en casos extremos, de las especies de mayor valor forrajero.
Estas condiciones que generan un aumento de las especies
indeseables desde el punto de vista productivo y la reducción de la
productividad primaria, son propicias para el desarrollo de Ambrosia
tenuifolia, comúnmente llamada Altamisa.
La Altamisa es una especie que produce abundantes
semillas a fines de verano-comienzo de otoño, capaces de permanecer en el suelo
por largos períodos, y germinar cuando reciben determinadas señales de luz y
temperatura, propias de los sitios con vegetación rala. Una vez establecidas,
las plantas inician una importante colonización mediante la brotación de yemas
ubicadas en un extenso sistema radical, capaz de avanzar varios centímetros,
generando nuevos individuos aún en sitios de canopeos densos.
La parte subterránea le confiere perennidad a esta
especie, quedando latente cuando la parte aérea desaparece por efecto de las
heladas de invierno. Estas estrategias de reproducción, diseminación y
persistencia, hacen que Altamisa sea considerada una “especie problema” para
los sistemas productivos basados en el uso de los pastizales naturales.
Planta de Ambrosia
tenuifolia semillando.
Controles con herbicidas:
Puesto que se han probado controles eficaces con herbicidas,
pero, a diferencia de otras malezas, como de tipo roseta, la Altamisa tiende a reaparecer
en la segunda primavera luego de la aplicación del químico, desde la Estación
Experimental Cuenca del Salado del INTA se han impulsado trabajos en la
búsqueda de alternativas que complementen y hagan sustentable esta práctica. Entre
las opciones se ha probado con fertilizantes nitrogenados, intentando promover el
crecimiento de las gramíneas, generando competencia a la maleza y aumentando,
incluso, la productividad del pastizal.
En un ambiente de media loma, los técnicos del INTA probaron
tratamientos de fertilización nitrogenada, con dosis altas de urea en otoño y primavera,
luego de un control efectivo de Altamisa con 800 cc/ha de 24DB y 120 cc de clopyralid
(Lontrel), aplicados a comienzos del mes de octubre, dos semanas antes de la
primer fertilización de modo de dejar el tiempo suficiente para que la maleza se
seque por completo. El potrero se trabajó en comienzo de descanso. La misma
fertilización también se probó en sectores sin pasada previa de herbicida.
Según comentan los referentes a cargo del trabajo “en
contra de lo esperado, los recursos liberados por Altamisa luego de su control
inicial, no fueron mejor aprovechados por las gramíneas cuando se agregó
nitrógeno”. Al respecto los técnicos observan que “es posible que la falta de
efecto sobre las gramíneas se deba al descanso prolongado del pastizal, siendo
la luz quien actúe como limitante, independientemente de su estado nutricional”.
De igual manera, en los sitios sin control previo de
Altamisa, no hubo diferencias importantes en las gramíneas. En estos casos, sin
embargo, “resultó novedoso que sea Altamisa quien aproveche el nitrógeno,
aumentando no solo en biomasa por individuo, sino también en número de
individuos”.
De acuerdo a lo observado “en invierno ambos tratamientos
disminuyeron sus valores de biomasa por efecto de las heladas, pero la cantidad
de plantas, sin embargo, fue mayor en los tratamientos fertilizados”. Al
respecto los técnicos señalan que, “aunque a campo se vea en invierno los
tallitos secos, la parte subterránea de esta maleza continúa viva” y que “en los
tratamientos con aplicación previa de herbicida, Altamisa reapareció
independientemente de la fertilización e incluso tendió al aumento de biomasa
en aquellos casos que recibieron nitrógeno”.
Si bien se debe estudiar con más detalle, según explican
los referentes a cargo del trabajo, “los resultados podrían deberse a la
aplicación de nitrógeno en momentos de acumulación de reservas en órganos
subterráneos por parte de Altamisa (otoño), y en etapa de brotación de la misma
(primavera). Por otra parte, los técnicos señalan que “se podría evaluar el
efecto de la falta de luz sobre el número de yemas potenciales, así como en
otras especies se notó el aumento de número de rizomas”. En cambio, lo que sí
se evidencia luego de este seguimiento, es que “la práctica de fertilización en
pastizales con abundancia de Altamisa, no es una herramienta de mejoramiento en
potreros que se hayan destinados al descanso”.
Para
mayor información:
EEA
Cuenca del Salado - AER INTA Maipú. Av. Belgrano 696. Maipú.
Tel.
(02268) 430553
Referente: Ing. Agr. Alejandra Casal