Crecer de golpe
Crianza
artificial de terneros.
La crianza artificial de los terneros consiste en la
separación del animal de su madre con el fin de adelantar la oferta de leche o
sustitutos lácteos para acelerar su transformación de prerumiante a rumiante,
disminuyendo de ese modo los tiempos productivos que plantea el ciclo natural
de desarrollo fisiológico de los bovinos.
Este manejo de los terneros resulta una técnica
fundamental para el tambo, ya que afectará la producción futura de leche y
carne. Por tal motivo, contar con variables indicadoras de su funcionamiento permite
diagnosticar, priorizando los principales problemas del sistema, y de ese modo
establecer y/o modificar pautas de manejo que tiendan a una crianza cada vez más eficiente y con menos riesgos de
pérdidas posible.
En el marco del Proyecto Regional de Lechería del CERBAS– INTA desde la Estación Experimental
del INTA Cuenca del Salado se realizó un
seguimiento de indicadores sanitarios en sistemas de crianza de terneras en 12
tambos de los Partidos de Rauch y Azul, durante un período de dos años.
El seguimiento se realizó en establecimientos, con un
promedio de 132 vacas totales en producción, con un rango de 22 a 462 vacas,
incluidos en su mayoría en el Programa Cambio Rural. La información se recopiló
en forma bimensual mediante visitas a los tambos correspondientes, siendo
provista por el encargado de la “guachera”, que en varios casos era el mismo
productor tambero.
Con el trabajo de seguimiento se obtuvieron los índices
de mortalidad al parto, es decir
aquellos animales nacidos muertos o en las primeras horas de vida que no
llegaron a ingresar a la “guachera”, como también la morbilidad que hace
referencia a los terneros, discriminando los casos de terneros enfermos sobre
el total de ingresados en la “guachera” y aquellos muertos sobre el total de ingresados en la
misma.
En total el trabajo permitió evaluar cerca de 3440
terneros paridos y 3072 terneros que ingresaron a las “guacheras”. Según los
registros se pudo observar que la mortalidad al parto llegó a 6,0% de los
terneros nacidos, siendo en su mayoría muertes causadas por problemas de parto
como distocias. Los porcentajes morbilidad y mortalidad en la crianza
artificial fueron analizados y tabulados detallándose los causales (Cuadro 1)
Morbilidad
|
Mortalidad
|
|
Diarreas
|
14,4
|
1,9
|
Enfermedades respiratorias
|
2,9
|
0,5
|
Desnutrición
|
.
|
0,5
|
Miasis umbilical
|
0,5
|
0,0
|
Traumáticos
|
.
|
0,2
|
Malformaciones congénitas
|
.
|
0,2
|
Timpanismo
|
0,2
|
0,1
|
Queratoconjuntivitis
|
0,2
|
0,0
|
Asolamiento
|
0,1
|
0,1
|
Cuatrerismo
|
.
|
0,1
|
Signos nerviosos
|
0,1
|
0,1
|
0,0
|
0,4
|
|
Porcentajes finales
|
18,4
|
4,1
|
Cuadro1: Porcentajes de morbilidad y mortalidad en terneros ingresados la crianza artificial durante el periodo 2009-2012.
Mediante el análisis de los datos obtenidos los técnicos del INTA Cuenca del Salado destacan “la importancia de las diarreas como principal problema, llegando a representar el 78,2% de las causas de enfermedad y el 46,5% de las causas de muerte”. Las enfermedades respiratorias se encuentran en segundo lugar en importancia, significando un 16,1% de los enfermos y un 12,6% de los terneros muertos. Estas dos enfermedades están fuertemente ligadas a la falta de calostrado de los terneros al nacer y a problemas de manejo.
Los casos traumáticos se debieron a diferentes causas accidentales como ahorcamiento en la estaca, mutilamiento por cortadora de pasto, aplastamiento bajo un rollo de pasto, quebrado en el momento del parto y comido por zorros.
Las malformaciones congénitas en diferentes partes del
cuerpo significaron un impedimento fundamental en la sobrevida del ternero
ingresado en la “guachera”.
El timpanismo se observó en casos individuales y la mitad
de los afectados terminó con la muerte. No se lo pudo relacionar con problemas
de manejo y rutina. La queratoconjuntivitis infecciosa bovina se presentó en
los meses de verano de 2012. Las condiciones ambientales específicas de ese
momento (alta radiación solar, altas temperaturas, viento y sequía)
favorecieron la proliferación de esta enfermedad. Los casos de asolamiento se
dieron en terneros recién ingresados a la guachera, en tiempo de verano con
alta radiación, en estacas que no poseían sombra.
Los signos nerviosos principales observados fueron de
incoordinación y falta de reacción, observada por el personal como “tontitos”,
signos que impidieron la sobrevida de los terneros en la “guachera”.
En ningún caso, según señalan los técnicos, “se
observaron terneros enfermos sin causa”, lo cual se relaciona con el alto nivel
de capacitación y atención de los encargados de “guachera”. “Los casos sin
causa aparente se observaron en los terneros con muertes de curso agudo o
sobreagudo, llamado por los “guacheros” como “muerte súbita”. En la mayoría de
estos casos no se participó al veterinario del establecimiento”.
Tampoco se observaron diferencias importantes entre años,
salvo en 2 casos en que se incrementaron hacia el último ciclo. En un caso se
asoció principalmente a problemas con el personal de la “guachera” y se pasó de
4,9% de mortalidad al 17,5%. Las principales causas de muerte fueron diarreas y
cuatrerismo. El otro caso se dio en un tambo que se encontraba en crecimiento
con alto nivel de ingreso de vaquillonas de primera parición que elevó la
mortalidad de 1,6% en el primer ciclo, 2,6% en el segundo y 7,4% en el tercero.
La mayoría de los casos de debieron a diarreas por falta de calostrado adecuado
que caracteriza a los terneros hijos de vaquillonas de primera parición
entoradas precozmente. Es de destacar dos casos que mejoraron hacia el último
ciclo en base al cambio de lugar de “guachera” y que disminuyó el porcentaje de
mortalidad de 7,5 a 4,1% y de 6,0 a 0% en cada uno de los casos.
Entre las conclusiones los referentes del INTA a cargo
del estudio destacaron que “la mortalidad producida antes de ingresar a la
crianza artificial es superior a la obtenida en “guachera”, lo cual alerta
sobre la principal causa de muerte perinatal que es la distocia”.
Los promedios de terneros enfermos y muertos en la
crianza artificial se encuentran dentro de valores aceptables, con margen de
mejora asociado a la disminución de los casos de diarreas y enfermedades
respiratorias. Esta disminución se puede lograr entre otras medidas mediante el
correcto calostrado del ternero y la buena atención en la
“guachera” (acostumbramiento, rutina, higiene); sin embargo se debe tener
en cuenta que se trabaja con sistemas frágiles, de alta exigencia de cuidados y
que los mayores impactos se observan cuando existen problemas en el factor humano.
Para mayor información:
EEA Cuenca del Salado. Proyecto Regional de Lechería del CERBAS– INTA
Av. Belgrano Nº476, Rauch. Tel/Fax. (02297) 442206
E-mail: quirozgarcia@correo.inta.gov.ar
Referentes: Med. Vet. Jose Luis
Quiroz Garcia. Med Vet. Gregorio Ruiz.