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da más
Análisis
comparativos de cultivos en la Provincia de Buenos Aires.
La fuerte expansión experimentada por el
área dedicada a la agricultura en la región de la Cuenca del Salado bonaerense
contó con una alta incidencia de la soja. Sin embargo en este proceso,
paulatinamente, los cultivos de maíz y de trigo se han hecho presentes en la
rotación, alcanzando muy buenos rendimientos. Según los registros la superficie sembrada con
cultivos de cosecha en la Cuenca de la zona se incrementó un 200% en los
últimos quince años.
Con el objetivo de estudiar el rendimiento
de los campos de la región en relación a los ubicados en la Zona Núcleo Bonaerense,
tradicionalmente agrícola, los técnicos de la Estación Experimental Cuenca del
Salado del INTA realizaron un análisis de los datos de los cultivos de soja,
girasol y maíz, aportados por el Sistema Integrado de Información Agropecuaria
(SIIA) del Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca de la Nación.
El trabajo impulsado puso bajo estudio la situación de 11 partidos de la
Cuenca del Salado (Ayacucho, Azul, Castelli, Chascomús, Dolores, Gral.
Belgrano, Gral. Madariaga, Las Flores, Maipú, Rauch y Saladillo) con la de 5
partidos ubicados en el corazón de la Zona Núcleo Bonaerense (Pergamino, Rojas,
Salto, Chacabuco y Colon) para las últimas catorce campañas agrícolas.
Según comentan los técnicos, con el análisis se pudo determinar que “los
rendimientos promedio son superiores en la Zona Núcleo en mayor o menor
magnitud dependiendo del cultivo, indicando que estas diferencias se explican
debido a “la fertilidad edáfica como principal determinante”.
En el cultivo de girasol con el estudio comparativo se observó que “el
rendimiento promedio de 14 años fue de 2.067 kg/Ha en la Cuenca del Salado, lo
que representa el 84% del rendimiento obtenido en la Zona Núcleo” (2.454
kg/Ha). En este cultivo “se nota una escasa diferencia de rendimiento entre
ambas zonas, la cual puede deberse, en parte, a su bajo potencial de
rendimiento, lo que enmascara las diferencias en calidad de suelo”. Sin embargo
los técnicos resaltan que “se debe considerar también la presencia de la
Aceitera SEDA en la ciudad de Lezama, la cual tiene influencia en que gran
parte de los materiales de girasol que se siembran en la Cuenca sean “Alto
Oleico”, que si bien presentan alto contenido de aceite de alta calidad,
generalmente poseen un potencial de rendimiento menor a aquellos materiales
convencionales”.
El rendimiento promedio del Maíz en la Zona Núcleo fue de 8.513 kg/Ha,
mientras que en la Cuenca fue de 6.254 kg/Ha, lo que representa el 73%. Si bien
la diferencia es amplia, “es en este cultivo en el cual se esperaba observar
contrastes aún mayores.”, dado que “éste cultivo al tener el maíz márgenes económicos muy ajustados en el
período de estudio, disminuyendo la superficie sembrada. Sin embargo, según
señalan los técnicos del INTA, “el de maíz ocupó los mejores lotes, generando
posiblemente el acortamiento de la brecha de los rendimientos con la Zona
Núcleo”.
En Soja el rendimiento promedio en la Zona Núcleo fue de 3.399 kg/Ha, mientras
que en la Cuenca del Salado alcanzó sólo el 67% (2.265 kg/Ha), ocurriendo un
fenómeno contrario a lo observado en el Maíz. Esto se explica en que “los
elevados márgenes económicos que ha tenido este cultivo han mantenido los “rendimientos
de indiferencia” bajos, lo que ha posibilitado incrementar la superficie
sembrada en la Cuenca del Salado, aunque sobre suelos de menor calidad, con una
consecuente caída en los rendimientos promedio”. Por otra parte, “es un cultivo
que requiere altos contenidos de fósforo en el suelo, por ende en una zona como
la Cuenca, carente de este nutriente y con bajo nivel de fertilización, resulta
lógico que las diferencias con la Zona Núcleo sean amplias”.
A partir del análisis comparativo los técnicos del INTA Cuenca del Salado
indican que además, “en menor medida, existe otro aspecto ligado a la
tecnología que atenta contra la obtención de rendimientos altos en la zona y es
la poca proporción de siembra en versión monograno”, es decir con placa. La
siembra monograno presenta ventajas respecto a la siembra tradicional a
chorrillo, fundamentalmente debidas al mejor control de la densidad de siembra,
la uniformidad de distanciamiento entre semillas, lo que disminuye la
competencia entre plantas, y además, una mayor uniformidad en la profundidad de
siembra, logrando emergencias parejas. Por tal motivo señalan que “las brechas
en los rendimientos medios de los diferentes cultivos no sólo se deben a
diferencias de fertilidad edáfica, sino que responden también a factores de índole
económicos, de mercado y tecnológicos”.
Para mayor información:
Chacra
Experimental Integrada Chascomús (MAA-INTA). Mitre 202Chascomús.
Tel.
02241 42-5075 | 43-6690
Referente: Ing. Agr. Esteban Melani.
E-mail: Melani.esteban@inta.gob.ar