Intoxicados
Control
de las micotoxinas en los silos.
En
la nutrición animal la calidad de la materia
prima es uno de los factores claves por lo que su manejo, desde su ingreso al
silo, influye en las características del alimento.
Los
hongos de los cultivos o aquellos que se forman durante el almacenamiento de
los granos pueden contaminar las materias primas, modificando las
características organolépticas de los alimentos, generándoles mal olor,
reduciendo sus características nutritivas y provocando el rechazo por parte de
los animales.
Según
estimaciones, las micotoxinas contaminan
a cerca de un cuarto de las cosechas del mundo, por lo que su presencia en los
alimentos utilizados en nutrición animal es continua. Frente a esta situación
desde la Estación Experimental Cuenca del Salado del INTA se trabaja en esta
problemática aportando conocimientos y pautas de manejo a los productores.
La Micotoxicosis, es una intoxicación causada por las toxinas
de algunas especies de hongos, los cuales, normalmente, están presentes en el
cultivo y pueden llegar a desarrollar si las condiciones le son propicias al
momento de confeccionar una reserva forrajera.
Dado
que establecer medidas preventivas considerando los riesgos mediante análisis
de peligros y puntos críticos de control, o el control de los factores físicos
y biológicos que afectan a la producción de micotoxinas permite mejorar la
sanidad en los silos los referentes del INTA sugieren pautas de manejo.
“Estos hongos pueden desarrollarse solo en presencia de
oxígeno, por lo tanto, mantener la anaerobiosis es de vital importancia para la
conservación del alimento”, indican los técnicos. Las micotoxinas “no son un
problema de gravedad para los rumiantes, solo en casos excepcionales son causantes
de muerte, y son conocidas
como intoxicaciones agudas”. Pero existe una presentación crónica que es de mayor importancia desde lo económico ya
que las pérdidas productivas son considerables.
Si
bien la confección del silo es un momento crítico a la hora de generar
anaerobiosis por medio del compactado, “el cuidado posterior de ésta condición
es de vital importancia para lograr que la calidad del forraje se conserve en
el tiempo”. En éste sentido son varios los factores que se vinculan a la
generación de un ambiente adecuado para la fermentación adecuada y
estabilización del silo, entre ellos: el estado del cultivo, el tamaño de
picado, la compactación, la apertura y cierre durante el suministro, la
integridad de la cubierta, etc. En el silo, el desarrollo de hongos puede
manifestarse con un cambio de color, el cual suele ser muy notorio ya que
presentan color mucho más oscuro que lo normal. La textura es otra de las
características a tener en cuenta, el alimento ensilado debe ser fácilmente
disgregable con los dedos, sin presencia
de moho y sin desprendimiento de vapor. Cuando un silo está en mal estado o
ardido como se lo conoce libera un olor característico.
Ante
un silo en mal estado los técnicos del INTA sugieren “prestarle atención a los
animales, ya que su sinología es inespecífica”. Existe “una pérdida de
peso, que en primera instancia, está
dada por la baja aceptación que tiene el animal al silo contaminado, este tiene
muy baja palatabilidad y un rechazo
normal de los animales a consumirlo, mientras tenga otra oferta alimenticia”.
Cuando
el silo representa el único recurso, el animal está obligado a comer y en ese
momento se producirá una pérdida de peso por intoxicación. Los signos más comunes
de intoxicación son crecimiento de pelo áspero con pérdida de brillo y abdomen
abultado. En vacas en lactancia, debido a la intoxicación, se registra baja en la
producción de leche, mostrando una gran pérdida de peso sobre el ternero al
pie. En animales en recría o engorde los signos que se observan son depresión y
con aumento en la susceptibilidad a enfermedades infecciosas. Al respecto los
técnicos del INTA señalan que “estos animales pueden ser tratados contra
diarreas o neumonías en forma empírica mientras que la amenaza está en la
comida que se les da”. Esto “puede llevar a la confusión con otras enfermedades,
conllevando la aplicación de tratamientos inadecuados un individuo o en el peor
de los casos a todo un lote cuando el problema radical está servido en el
alimento”.
Sin
embargo los profesionales del INTA indican que “hay herramientas para prolongar
la vida útil del alimento”, y estas medidas se apoyan en el manejo y la
prevención”. Entre ellas, “es de relevancia la correcta apertura de la bolsa,
adecuada a la cantidad de comida por día
y por animal, así no se expone al medio ambiente el silo que no sea utilizado”.
En
el caso de los silos puente “es importante el tapado y la sujeción de la
cobertura con abundante peso (cubiertas de automóvil) para favorecer la
compactación de la superficie”, asegurando de ese modo la integridad del silo.
El
establecimiento de patrones de manejo de materia prima y buenas prácticas de
gestión para determinar el riesgo de contaminación en determinadas fases de la
cadena de suministro, como el conocimiento de los factores que predisponen la
aparición de las micotoxinas son herramientas para el control. Por lo tanto,
los técnicos del INTA Cuenca del Salado señalan que “cualquier recurso
forrajero conservado tendrá perdidas de cantidad y calidad respecto a su condición
original (forraje en pie)”. La magnitud de esta pérdida dependerá en gran
medida del cuidado que se le brinde a la confección, mantenimiento y
utilización del recurso.
Para mayor
información:
EEA Cuenca del
Salado INTA AER Chascomús. Mitre 202 Chascomús.
Tel. 02241 42-5075 | 43-6690
Referente: Med.
Vet. Juan Alfredo Romano
E-mail:
romano.juan@inta.gob.ar