De promoción
Pautas para la producción de raigrás
La promoción o rejuvenecimiento del raigrás es una
técnica con creciente difusión en la región de la Cuenca del Salado bonaerense.
Esta práctica comprende pautas de manejo relacionadas a la eliminación de la
competencia de otras especies, el favorecimiento de la disponibilidad de
nutrientes solubles y el aprovechamiento estacional en otoño temprano para que
se establezca rápidamente y produzca muy bien en invierno.
El
raigrás, por su crecimiento invernal, produce un forraje de calidad cuando las
pasturas perennes y el pastizal natural disminuyen su tasa de crecimiento.
Existen poblaciones naturales presentes en la vegetación existente y sus
semillas normalmente son parte del stand característico de cada potrero. Este
stand no desarrolla su elevado potencial por falta de condiciones favorables
para la germinación y la competencia por agua, luz y nutrientes que ejercen
otras especies.
Dado
que la semilla puede estar presente hasta siete años sin germinar y cuando las
condiciones climáticas son apropiadas, nace y produce una abundante biomasa.
Desde
la Estación Experimental Cuenca del Salado del INTA se trabaja en la promoción
del raigrás, una técnica que “se fundamenta en la eliminación de la competencia
y favoreciendo la disponibilidad de nutrientes solubles, que a su vez aumenta
como resultado de la fertilización”.
Entre
los factores a considerar para la promoción del raigrás los técnicos del INTA
señalan como punto de partida “detectar la presencia natural de semilla de
raigrás criollo (Lolium multiflorum Lam.), o de semilla agregada”.
La
alta presencia de semillas de raigrás es clave para aumentar la probabilidad de
éxito. “La apreciación visual de la primavera anterior, aunque aproximada y
subjetiva, permitirá vislumbrar el potencial de respuesta a la aplicación de la
práctica”. Igualmente los profesionales explican que “se pueden identificar las
distintas semillas presentes de diferentes especies, incluyendo las malezas,
mediante una prueba de germinación de una muestra representativa”.
Una
vez identificada la especie en el lote sugieren “hacer un manejo de control de
malezas mediante el uso de herbicidas o del pastoreo para eliminar la
competencia, evitando al mismo tiempo perjudicar a las especies naturales de
valor forrajero”. “La aplicación de glifosato en particular o en mezclas, o la
de herbicidas selectivos, es factible de reemplazarse por un intenso pastoreo
luego de dos a tres años de aplicación de los herbicidas. A partir de allí es
posible lograrlo mediante desmalezado mecánico o aplicando un herbicida
específico y luego continuar en base al manejo del pastoreo.
El
aporte de fósforo y nitrógeno mediante la fertilización, según los
requerimientos es otro elemento que los técnicos destacan para obtener altas
producciones de forraje. “La eliminación de la competencia determinará que los
nitratos que se produzcan por mineralización de la materia orgánica sean mejor
aprovechados, aunque en un bajo porcentaje, y comience su activación en
primavera. Es por ello que el aporte de fertilizante nitrogenado debe ser
significativo para que la producción no sea marginal y tardía”.
La
técnica es estratégica en relación a la época y calidad del recurso ofrecido.
Las tierras agrícolas con limitaciones moderadas a graves y suelos de capacidad
de uso ganadero sin problemas de salinidad o alcalinidad admiten este tipo de
manejo, que aumenta sustancialmente la oferta de forraje entre los meses de
mayo y noviembre.
Las
dosis y fuentes de nitrógeno a aplicar dependerán de consideraciones
agronómicas, comerciales y logísticas. “A diferencia de la respuesta al
nitrógeno, normalmente lineal en un amplio rango, la aplicación de fósforo
resulta en aumentos de rinde proporcionales a la respuesta al nitrógeno, y en
general el máximo rinde se da con una dosis unívoca de fósforo; a un nivel dado
de nitrógeno, aplicaciones más allá de esa dosis, no resultan en aumentos de
productividad. Dosis de trabajo iguales a 20 kg de fósforo y de 80 kg de
nitrógeno por hectárea son un buen comienzo si no se tiene experiencia previa”.
Desde
la Estación Experimental Cuenca del Salado del INTA sus técnicos señalan que
“es importante continuar con ensayos determinando la presencia y densidad de
otras especies, algunas de valor forrajero y aquellas consideradas malezas”,
como también “evaluar la posibilidad, al cabo de varios años, de utilizar el
pastoreo para lograr el efecto deseado”. De esta manera, según los
profesionales, “la promoción de raigrás anual permitirá mantener una vegetación
espontánea durante el verano y principios del otoño”.
Para
mayor información:
AER Las Flores. EEA Cuenca del
Salado.
Av. San Martín 825, Las Flores
Tel/Fax. (02244) 452284
E-mail:
delavega.mariano@inta.com.ar
Ing. Agr. Mariano Benjamín de la Vega