Manejate
Pautas para la mejora
productiva de las majadas en la Cuenca del Salado.
Según
datos relevados mediante encuestas por profesionales de la Estación
Experimental del INTA Cuenca del Salado la producción ovina, “en la región se
integra con otras producciones ganaderas y agrícolas siendo muy pocos
establecimientos los que la impulsan como recurso único”.
Dado
que existe en la región una gran diversidad en cuanto al nivel de
intensificación entre productores, con resultados productivos completamente
diversos, los referentes del INTA proponen pautas de manejo que permitan mejorar
la producción ovina, más allá de la escala.
A partir de un diagnóstico estacional, los
profesionales observan que “en
este momento del año, con servicios de fines de verano y otoño (rango observado
en el área de la Cuenca del Salado), las majadas se encuentran en buena medida
con corderos que están llegando al momento de destete”. Esta etapa de
terminación de los corderos y elección de los animales de reposición define el
balance productivo del año, por lo que los profesionales indican que “hay dos
aspectos que permiten mejorar los niveles productivos, el crecimiento y
terminación de los corderos y el diagnóstico y tratamiento de los parásitos
gastrointestinales.
Crecimiento
y engorde de corderos:
Durante
la lactancia, hay una alta correlación entre producción de leche de la madre y
ganancia de peso del cordero en las
primeras 4 semanas. A partir de la cuarta semana, los corderos comienzan a
comer pasto y a disminuir la producción de leche de las madres, aunque sigue
siendo importante hasta las 12 semanas.
“La
Ganancia de Peso de los corderos al pie de la madre dependerá de que sean hijos
únicos o múltiples, de la alimentación de la madre, del biotipo (carnicero-
doble propósito) y la raza (pura o cruzamientos), entre los principales
factores”. En términos generales, “si la carga (ovejas por hectáreas) se
encuentra bien ajustada a la disponibilidad de forraje, las ganancias medias
variarán entre 150 a 250 gramos por día, pudiendo superarse si se implementan
estrategias como el creep feeding (alimentación diferenciada al cordero al pie
de la madre con alimentos balanceados o granos) o la suplementación con
concentrados”. Al respecto los profesionales señalan que “el destete no debería
ser más allá de los 3 meses y medio, con pesos no menores a 25 kilos de peso
vivo”.
Muchos
productores venden corderos livianos (10-12 kg de carcasa) entre los meses de
octubre y diciembre. Sin embargo, “en este momento de marcada estacionalidad se
presenta como desafío y oportunidad la posibilidad de recriar corderos, más
allá del destete, apuntando a la obtención de corderos pesados que tengan una
conformación de carcasa donde la relación carne/hueso-grasa sea mayor y favorezca
la realización del trozado y despostado (deshuesado), promoviéndose así la
oferta de cortes”, observan desde el INTA.
Terminación
de corderos en verano al final del destete:
Teniendo
en cuenta que la época post destete será en verano y que en la zona del INTA
Cuenca del Salado la disponibilidad de pasto se encuentra muy condicionada por
la disponibilidad de agua en el suelo (es esperable observar años secos en
verano), los profesionales de la Experimental indican que “sería necesario
reservarles el potrero que tenga la mayor cantidad y de calidad de forraje (sea
campo natural o pasturas, bien manejados; es decir empleando pastoreo
controlado y con descansos)”. Asimismo “se deberá asegurar un rango mínimo de
ganancia de peso entre 100 y 250 gramos
por día, puesto que de no llegarse a esos valores en pastoreo directo, habrá
que apelar a estrategias de suplementación”.
Haciendo
cálculos los profesionales indican que “dietas que incorporen hasta un 30% en
forma de suplemento aseguran buenas tasas de crecimiento”, por lo que
“considerando que el animal come entre un 3 y un 4 % de su peso vivo, un
cordero de 30 kg consumiría unos 300 gramos por día de suplemento”.
En
cuanto a la evaluación de los resultados, “el desarrollo de la masa muscular y
la cobertura de grasa puede ser evaluada indirectamente a través de la medición
de la Condición Corporal, escala subjetiva de 5 puntos, que se determina por
palpación y establece relaciones entre la redondez del músculo y el espesor de grasa
dorsal”. Además, “como medidas objetivas puede incorporarse la medición de la
profundidad del ojo de bife mediante la ecografía, indican los profesionales.
Si
bien hay diversos factores que afectan el peso de la carcasa, “el biotipo y la raza
modifican la relación entre músculo-hueso-grasa” (las razas/biotipos carniceros
presentan mayor rinde al gancho y mejor conformación). En particular “las
hembras deponen grasa en forma más temprana, con lo cual estarán terminadas
antes; por lo que se debe considerar que la composición de la dieta y el
sistema de producción (extensivo, pastoreo con suplementación o confinado)
pueden modificar la proporción de grasa y la conformación”.
Manejo
sanitario:
Uno
de los aspectos básicos en cuanto al manejo sanitario a contemplar es el ciclo
de los principales parásitos gastrointestinales que afectan al ovino en la zona
de la Cuenca del Salado, donde las características agroecológicas son
particularmente favorables por la humedad y la temperatura.
Los
parásitos gastrointestinales cumplen una parte muy importante de su ciclo en el
forraje, en especial en la base del mismo donde se mantienen condiciones de
alta humedad casi todo el año.
Independientemente de la especie considerada, el estadio de huevo y varios
estadios larvarios se desarrollas, en el forraje, desde el cual el ovino los
toma al cortar el pasto.
Las
larvas se encuentran concentradas mayoritariamente en la base de las plantas
donde se encuentran protegidas de los rayos solares (que las desecan) y se van
movilizando en forma ascendente por las hojas. Un inadecuado ajuste de carga,
que lleve a que los animales consuman el forraje muy cerca del suelo, conlleva
una mayor carga parasitaria. Por este motivo el manejo de la carga, no solo
tiene impacto en el plano nutricional sino también en el manejo sanitario.
Un
aspecto que destacan los profesionales del INTA es que “los ovinos y bovinos no
comparten los mismos parásitos gastrointestinales, motivo por el cual el
pastoreo conjunto o secuencial con ambas especies, es una forma de control
biológico de la carga parasitaria” (95% de la población de los parásitos-huevos
y larvas- están en el forraje). Una vez que el animal las ingiere, las larvas
completan su ciclo dentro del tracto gastrointestinal y producen los huevos,
los cuales son eliminados por las heces, siendo la fuente de re infestación del
forraje. Para realizar un manejo
eficiente de los parásitos, debemos considerar como primera medida la toma de muestra
de heces, para determinar la cantidad de Huevos por Gramo (HPG) (Foto 1). Esto dará una clara idea del nivel de
carga parasitaria, determinando la necesidad o no de desparasitar.
Por
otro lado, los profesionales indican que “para decidir el mejor momento de
aplicación del desparasitario, debemos conocer la curva de los niveles
parasitarios a lo largo del año, de forma de elegir el momento donde se pueda
tener más impacto”.
En
la Figura 1 se observa que “a lo largo del año hay momentos donde la carga
parasitaria es mínima y otros donde es muy alta, como también que “algunas
especies dominan durante el verano y otoño y otras durante fines de invierno y
primavera”. La categoría más susceptible son los corderos, los cuales durante
los primeros dos meses se alimentan mayoritariamente de la leche materna, pero
al mes de nacidos ya empiezan a ingerir forraje, tanto por imitación de la
madre y facilitación social, como por interés propio. “Si las madres no fueron
tratadas correctamente, los corderos no tendrán una buena defensa, por lo que
según comentan los profesionales del INTA “una vez realizado el destete resulta
fundamental realizar una dosificación a las corderas de reemplazo y si se
conservasen machos para engorde también deberán desparasitarse”.
“Es
muy importante tener en cuenta el período de carencia de cada uno de los
productos utilizados (ver el marbete), antes de decidir la aplicación en
animales que van a faena”. El momento de aplicación debería coincidir con el
momento en que empieza a aumentar la carga parasitaria de modo de modificar la
población que produce huevos, reduciendo así la liberación de huevos y la re infestación del forraje. Simultáneamente,
debería realizarse una rotación de los lugares de pastoreo, de modo de que los
animales consuman en un cuadro con baja carga parasitaria.
El
Haemonchus o gusano del cuajo produce
la muerte de los corderos a fines de primavera y de borregos en otoño. En los
animales puede observarse anemia, indicado por las mucosas pálidas, en el
especial en la conjuntiva de los ojos. Se dispone del tes de FAMACHA © (FAffa
MAlan CHArt, www.scsrpc.org) para establecer el grado de afectación. Otra
característica importante es que los animales presentan una papada muy
prominente. El Trichostrongilus o
gusano pequeño del intestino produce la pérdida de peso, se disminuye la
producción de lana pero raramente produce la muerte del animal.
A
modo de esquema el Cuadro resume los momentos críticos para el diagnóstico y
tratamiento en las distintas categorías. La elección de la familia de productos
desparasitarios a utilizar debe ser indicada por un profesional, siendo muy
importante la alternancia de productos y el uso de aquellos que se encuentran
habilitados por SENASA para la especie ovina en forma específica.
Pautas
para aumentar la carne de cordero producida:
El
éxito de la producción ovina depende de múltiples factores, pero como en toda
actividad en la que se trabaja con animales el manejo integral de la
reproducción, la nutrición, la sanidad y el bienestar resultan fundamental.
Para
lograr una mejora productiva es necesario optimizar un manejo reproductivo
adecuado que permita lograr conseguir un destete superior al 100 por ciento.
Además
se debe “asegurar un manejo sanitario que reduzca el impacto de parásitos
gastrointestinales que deprimen la tasa de crecimiento y generan muerte de
corderos y borregos”.
En
el aspecto reproductivo es importante contar con razas o biotipos prolíficos y
“utilizar cruzamientos terminales, con padres de raza carnicera, en servicios
de otoño tardío”, puesto que permitirá tener un cordero precoz y venderlo a los
4 o 5 meses de vida. Los cruzamientos permiten tener carcasa más pesadas, y con
mayor proporción de carne respecto del hueso y la grasa.
En
relación al manejo nutricional, asegurando un adecuado manejo nutricional de la
madre en el último tercio de gestación y lactancia se obtendrá buen peso al
nacer y al destete. Durante las etapas críticas (post destete en verano) será
necesario implementar estrategias de alimentación tales como pastoreos
controlados, suplementación estratégica mediante creep feeding, encierres o
silos de autoconsumo, o la utilización de verdeos de verano o incluso silo para
lograr corderos pesados.
Para
mayor información:
EEA
Cuenca del Salado INTA Rauch.
Av.
Belgrano 416 Tel. (02297) 440525
Referentes:
Ing. Agr. (Mg) Ariela Cesa | Ing. Agr. María Sol Vignasse Asesora Cambio Rural.
E-mail:
cesa.ariela@inta.gob.ar