Mal adentro
Prevención de parásitos
gastrointestinales.
Las
parasitosis gastrointestinales se encuentran entre las principales enfermedades
de los bovinos de producción de carne y constituyen una de las causas más
importantes de pérdida de rentabilidad en los rodeos. Se presentan en
diferentes formas y factores del animal, del parásito y del medio ambiente,
interactúan para que se dé la enfermedad.
Generalmente
los parásitos actúan en animales jóvenes ya que poseen menor inmunidad y son sometidos
a manejos con alta carga en el otoño invierno, que es cuando el parásito
encuentra las condiciones óptimas para su evolución. De mediados de primavera
en adelante disminuye el riesgo de enfermedad, puesto que se invierten los
factores a favor del animal.
El
animal afectado “puede manifestar diarrea, pérdida o disminución de ganancia de
peso vivo, hasta la muerte”. El aumento de temperatura produce en la bosta muerte
de larvas por desecación y la mayor producción de pasto y materia seca diluye
el porcentaje de larvas consumidas, generando mayor inmunidad. Sin embargo a
final del verano reaparecen las parasitosis pero con menor efecto perjudicial, dado
que encuentran a los animales con mejor respuesta inmunitaria.
Con
el fin de registrar la evolución de las enfermedades parasitarias que
afectan la productividad de los bóvidos para producción de carne y leche, desde
la Estación Experimental Cuenca del Salado del INTA se impulsan trabajos de
seguimiento y elaboran registros.
A
partir del análisis de los datos registrados sus profesionales han observado en
los campos de la zona la presencia de “ostertagia, un parásito que tiene
capacidad para sobrevivir a condiciones adversas mediante estadios diferentes”.
Según
explican los técnicos del INTA existen descritos dos cuadros clínicos,
discriminados en dos tipos. En el tipo 1 “la larva se introduce en las glándulas estomacales y permanece
por 20-21 días, alcanzando su estado adulto y volviendo al lumen”. Su
presentación es de alta morbilidad (75%) y baja mortalidad (0%). En el tipo 2 “la larva permanece en interior de la
glándula fúndica alrededor de tres meses (Pretipo 2),
manteniéndose hipobiótica y saliendo sincrónicamente una gran
cantidad de parásitos, por lo que se genera un gran daño en poco tiempo a nivel
de la mucosa”. Por lo general “este cuadro se presenta en fin de verano a
otoño y es de una baja morbilidad (30%)
pero alta mortalidad (20%) (sin tratamientos)”.
La ostertagia tiene
capacidad para sobrevivir a condiciones adversas mediante estadios diferentes.
Frente a esta situación los profesionales
sugieren “poner
énfasis en el tratamiento de primavera (noviembre – diciembre), dirigido a
controlar el estadio Pre tipo II”. Para ello recomiendan “la utilización de
Ivermectinas, moxidectina o de benzimidazol”, ésta última droga a doble dosis.
No obstante indican que “siempre es recomendable consultar al médico
veterinario asesor para que lleve a cabo un plan de control y tratamiento”.
Para
mayor información:
INTA
Cuenca del Salado. Chacra Experimental Integrada Chascomús.
Tel. (02241) 436690/425075.