Al límite
Variedades
de agropiro para suelos bajos salinos de la Cuenca del Salado.
Los bajo salinos y/o sódicos ocupan un
15% de la superficie de la Cuenca del Salado, y son los suelos que muestran las
mayores limitantes para el crecimiento de las plantas. Sin embargo, estos
suelos dominados por “pelo de chancho”, incrementan considerablemente la
producción de forraje al sembrar una pastura de agropiro.
Si bien el Agropiro es una pastura muy
conocida por los productores de la región por las ventajas productivas que
brinda, su manejo presenta algunas dificultades asociadas a la floración, la
producción de cañas duras y la posterior formación de matas que resultan
difíciles de pastorear.
Es por eso, que desde hace unos años
técnicos del INTA, Estación Experimental
Balcarce y Cuenca del Salado, junto a profesionales de la Facultad de Ciencias
Agrarias de la Universidad de Mar del Plata, impulsan estudios sobre esta especie
y las posibles diferencias entre materiales, con el objetivo de producir nuevas
variedades de agropiro con características superadoras.
“Los estudios se orientan a comprender
la dinámica de crecimiento y desarrollo del agropiro, a través de los procesos morfogenéticos”. Asimismo, según
explican los técnicos, “la información que surge de los trabajos es útil para hacer un uso más eficiente de la pastura,
mejorando notablemente tanto los resultados de la producción animal como la
rentabilidad de los sistemas ganaderos”.
Pastura de agropiro,
rebrote otoño-invernal (junio) con formación de matas, y cañas florales
remanentes del verano.
Con los estudios se ha observado que “el
crecimiento de las plantas se rige por la temperatura (días térmicos, °C/día),
y no por el tiempo cronológico (días)”. Al mismo tiempo los investigadores
comentan que “las plantas frenan su crecimiento cuando las temperaturas bajan
por debajo un límite determinado por la ecofisiología de la especie (conocido
como temperatura base o mínima). Por estos motivos es queel pasto crece más en
la estación cálida que en la fría”.
Una característica de las gramíneas
forrajeras perennes es que “al rebrotar cada macollo forma hojas, hasta
acumular un máximo número de hojas vivas, a partir del cual comienzan a morir.”
Al respecto los técnicos señalan que “en el caso de agropiro alargado, cada
macollo mantiene 3,5 hojas vivas, de manera que al
desarrollar una cuarta hoja la primera muere”. Expresado en suma térmica “la
primera hoja comienza a morir al alcanzar 466°C (calculada como la suma de la
temperatura media diaria - 4°C (temperatura base)), pudiendo haber cierta
variación entre materiales genéticos ±42°C.
Estos conceptos que parecen sólo de
interés para investigación, reflejan que “durante el rebrote de las pasturas
crecen hojas y macollos hasta acumular cierta cantidad de forraje, a partir de
la cual se inicia la muerte de tejidos, que si no se aprovecha antes se
pierde”.
Pastura de agropiro,
rebrote otoño-invernal (junio), con buena densidad de hojas y macollos, pero
con hojas muertas.
Con los estudios se ha determinado que
“en pasturas de agropiro en estado vegetativo, es la muerte de hojas lo que
determina la mayor pérdida de forraje y de valor nutritivo, disminuyendo la
eficiencia de utilización en pastoreo y las ganancias de peso en el animal”. En
pasturas en estado reproductivo, “las pérdidas son más acentuadas aun, por la
formación del tallo y espiga (estructuras pobres en proteína y digestibilidad),
y la mortandad de hojas y macollos que se da por sombreo y dominancia de los
macollos en floración”.
El inicio de la etapa reproductiva
comienza cuando los ápices dejan de formar hojas y macollos transformándose en
espiga. A partir de allí se produce la elongación del tallo verdadero que forma
la caña floral, lo que se puede observar a través de un incremento notable en
altura de la pastura (Figura).
Figura: Evolución de la
altura del tallo (pseudotallo) en función del tiempo en diferentes variedades
de agropiro (puntos de colores).
En agropiro se ha detectado a partir de
la segunda quincena de octubre el momento de transición entre estados de
desarrollo, pudiendo diferir en un par de semanas según la variedad. Un
pastoreo intenso entre 15/octubre y 15/noviembre, funciona como una
desmalezadora que corta los tallos en floración que están elongando, y permite
que continúen creciendo los macollos que están en estado vegetativo formando
hojas. De esta forma se controlaría el pasaje al estado reproductivo del
agropiro, evitando una importante pérdida de calidad nutritiva.
Además, los técnicos señalan que “al
estar el crecimiento regulado por la temperatura, si aumenta la temperatura
diaria se produce una aceleración de la tasa de crecimiento foliar, más
acentuada en primavera”.
En la práctica “el aumento de
temperatura debería ir de la mano de un incremento de carga sobre la pastura,
para poder aprovechar el mayor crecimiento”. Por tal motivo en un sistema real
de producción “una opción es armar una cadena forrajera con un verdeo invernal
que complemente la pastura de agropiro, lo que permitiría mantener una carga
alta en ambos recursos durante todo el año”.
Mejoramiento varietal:
Desde el punto de vista del mejoramiento
varietal de agropiro con los estudios se ha detectado “variabilidad en el
germoplasma de agropiro que permitiría el mejoramiento genético de la especie
con la finalidad de obtener variedades superiores en aspectos tales como la
velocidad de implantación, rebrote inverno-primaveral, floración tardía,
calidad nutritiva, tolerancia a déficit hídrico o salino, entre otros
caracteres”.
Al respecto “se ha empleado parte de la
variabilidad detectada para obtener una variedad denominada Agropiro EL RAYO
INTA-FCA, con características superiores en tamaño de semillas y velocidad de
germinación, demostrando mayor velocidad de emergencia en campos bajos con alto
pH (8,5-9), donde logra una excelente implantación”. Ademas “posee una gran
capacidad de macollaje y muestra un rebrote más rápido a la salida del invierno”.
Variedades El Vizcachero
y El Rayo, en estado vegetativo.
Con los estudios realizados los
profesionales del INTA junto a los de la universidad han podido avanzar en el
conocimiento, mejoramiento y utilización de agropiro. Sin embargo señalan que
“resta mucho por hacer y difundir con esta especie tan noble en los suelos
bajos salinos y/o sódicos de la Cuenca del Salado”.
Para mayor información:
EEA Cuenca del Salado INTA Rauch. Av.
Belgrano 416 Tel. (02297) 440525
Referente:
Celina Inés Borrajo
E-mail: borrajo.celina@inta.gob.ar