Observaciones
frente a la coccidiosis.
La coccidiosis es una enfermedad
multifactorial que ejerce un gran impacto en terneros menores de un año,
principalmente entre las tres semanas y los seis meses de edad, al provocar
graves lesiones en el tracto intestinal. Se asocia a diarrea de diferentes
grados de intensidad, infecciones secundarias e incluso mortalidad.
Los casos menos graves producen una
menor ganancia de peso en terneros y un menor rendimiento en reproducción y
producción láctea en vacas lecheras adultas. No obstante, la enfermedad suele
pasar desapercibida provocando un estado deficiente en el animal y retraso en
el crecimiento, lo que supone graves pérdidas económicas.
Los resultados de un reciente estudio en
varios países permiten observar que el porcentaje de rodeos infectados oscila
entre un 60% y un 80% en Europa llegando a un 100% en américa.
Teniendo en cuenta la incidencia de esta
afección y dado
que se han registrado consultas en la región productiva de la Cuenca de Río
Salado, técnicos de la Estación Experimental del INTA han intensificado su
seguimiento a campo, acompañando a los productores con pautas preventivas y de
tratamiento en el manejo sanitario.
Desde el INTA se han impulsado ensayos
con diferentes tratamientos logrando con algunos de ellos resultados
satisfactorios, señalan los profesionales del a Estación Experimental Cuenca
del Salado.
Los terneros “se infectan por la
ingestión de los ooquistes esporulados que contaminan el pasto, el agua y el
balanceado, o también al lamer el pelaje contaminado, o mamando de ubres sucias
y contaminadas” advierten los técnicos.
Desde un punto de vista epidemiológico,
“la transmisión de la enfermedad se produce por la ingestión de organismos
parásitos denominados ooquistes, que son eliminados en las heces de los
animales infectados”. Aunque la edad de
máximo riesgo es la que va desde las tres semanas a los seis meses, la
coccidiosis puede afectar a animales de cualquier edad con inmunidad disminuida
por estrés o enfermedad. La inmunidad no protege a los adultos de la infección,
pero si previene los episodios clínicos de importancia.
Los ooquistes “son capaces de sobrevivir
y mantenerse infectivos en el medio durante semanas o meses dependiendo de las
condiciones ambientales, explican los técnicos de INTA detallando que “los lugares
húmedos y cálidos favorecen esta capacidad infectiva”.
Manifestaciones clínicas y lesiones
asociadas:
La severidad de la enfermedad depende de
diversos factores entre los que se incluyen la especie de coccidio el tipo de
parásito implicado, el número de ooquistes ingeridos, la edad del animal y si
el animal ha desarrollado inmunidad debido a una infección previa. El periodo
de prepatencia, (desde que se infecta hasta que dan signos clínicos y salen los
ooquistes al medio) es entre 17 a 22 días, variando según la especie.
“Solo entre el 10 y 15 porciento de los
animales infectados muestran los signos clínicos de la enfermedad”, comentan
los profesionales del INTA destacando que “los síntomas principales son
anorexia, pérdida de peso y diarrea con moco y sangre, que suele aparecer el
tercer día”. En los casos severos, las heces son líquidas, sanguinolentas y
pueden contener restos de mucosa intestinal y fibrina.
También suelen observarse
manifestaciones de dolor abdominal e incluso prolapso rectal. Los animales
pueden presentar emaciación, deshidratación, debilidad y, ocasionalmente,
llegar a morir. La muerte ocurre principalmente por la diarrea, que causa
pérdida de electrólitos y deshidratación; sin embargo, la hemorragia y las
complicaciones secundarias con gérmenes oportunistas contribuyen también a la
mortalidad. Los animales que se recuperan de las infecciones severas pueden
sufrir pérdidas permanentes de producción y, habitualmente, siguen eliminando
pequeñas cantidades de ooquistes con las heces, lo que les convierte en
“portadores” que ayudan a diseminar la infección.
Cuando la presentación es subclínica
existen cortos episodios de diarrea leve o heces algo más blandas de lo normal
y los animales tienen el pelo apagado, apetito irregular y retraso en el
crecimiento.
Esporádicamente, algunos terneros
muestran síntomas nerviosos como convulsiones, temblores y ataxia. Esta forma
clínica es más típica en animales mayores de 6 meses. La destrucción de un
mayor o menor número de células intestinales depende del número de ooquistes a los
que el animal esté expuesto.
Diagnóstico:
“Los síntomas clínicos, que preceden
aproximadamente 2 días a la excreción de ooquistes, y el curso de la
enfermedad, junto con las características de la explotación, permiten sospechar
de estos parásitos” indican los técnicos del INTA, por lo que sugieren “la
realización de coprológicos a varios animales para ratificar si están o no
involucrados coccidios y determinar la especie implicada”.
Asimismo para el tratamiento y control
de la coccidiosis en terneros los profesionales proponen “establecer adecuadas
pautas de manejo para evitar el desarrollo de estos parásitos en el entorno de
los terneros”.
Las medidas de higiene resultan
fundamentales, por lo que resulta importante “mantener las zonas de parto siempre
limpias y secas, al igual que los corrales limpios, secos y con carga adecuada
de animales”. También los bebederos y comederos deben estar limpios y sin
pérdidas para evitar humedad excesiva.
Evitar situaciones de estrés y mezclar
terneros de diferentes edades y procedencias, es otra pauta de manejo a
contemplar, como también separar a los animales
enfermos a corrales limpios.
En cuanto a los tratamientos
terapéuticos los profesionales del INTA indican “aplicar antiparasitarios y tratamientos
de sostén a los animales afectados para evitar muertes”. Al respecto comentan
que “existen fármacos que se utilizan sobre el brote, como las sulfas”; sin embargo,
advierten que “los daños en la mucosa ya están presentes y pueden estar igual,
disminuyendo la ganancia de peso”. Asimismo señalan que “otros fármacos como el
toltrazuril o diclazuril pueden utilizarse en forma preventiva”, no obstante
destacan que “las medidas de higiene y manejo son fundamentales”.
De acuerdo a trabajos de experimentación
realizados principalmente en terneros de tambo en la región de la Estación
Experimental Cuenca del Salado del INTA, sus técnicos comentan que “se ha
utilizado toltrazuril en el día 17 de vida, buscando cortar el ciclo y
disminuir la eliminación y circulación de ooquistes, especialmente en terneros
de guachera, obteniéndose en esos tratamientos muy buenos resultados”.
Para
mayor información:
INTA EEA Cuenca del Salado. AER Chascomús.
Tel.
02241 42-5075 | 43-6690
Referente: Méd.
Vet. Roxana Galarza
E-mail:
galarza.roxana@inta.gob.ar