Sanidad apícola


Qué hay de nuevo viejo
Nuevos aportes para el control de Varroa.

La varroasis es una enfermedad causada por un ácaro parásito, Varroa destructor, que afecta a las abejas en todos sus estadios de desarrollo. En la actualidad representa un problema importante ya que se reducen los rendimientos y se produce mayor mortalidad de las colmenas enteras, influyendo directamente en pérdidas económicas para la actividad apícola. Se manifiesta con signos clínicos evidentes, observando el parásito sobre la abeja adulta y en fase avanzada alas deformadas, llegando a despoblamiento y posterior muerte de la colonia.

El Programa Nacional Apícola (Proapi), a través de sus grupos de investigación y extensión, realiza trabajos contemplando los avances y descubrimientos que se generan a nivel internacional. Sumando información para el sector productivo,

Tomando de referencia estudios recientemente publicados por la Universidad de Maryland que demostraron que “el principal recurso alimenticio de este parásito son los cuerpos grasos”, los técnicos de la Estación Experimental Cuenca del Salado del INTA integrados al Programa Nacional Apícola explican las graves consecuencias que tiene esta parasitosis, al afectar a un órgano vital en el metabolismo de las abejas.

Según comentan los especialistas el cuerpo graso es una gran “maquinaria” de biosíntesis y actividad metabólica. Allí se sintetizan y almacenan las reservas energéticas (lípidos y glicógeno) y proteicas, que serán redistribuidas según las necesidades de las abejas. El tejido corporal graso también desempeña un papel crucial en la desintoxicación de pesticidas, al absorber y “secuestrar” una amplia gama de xenobióticos, evitando así que se unan al sitio de acción de los pesticidas y causen daños. Otras funciones importantes del cuerpo graso, es facilitar  la metamorfosis, regular el metabolismo y desempeñar un papel integral en la termorregulación.

Contemplando estos nuevos conceptos los técnicos del INTA Cuenca del Salado insisten en la importancia del manejo integral de las colmenas antes de la invernada.


“Durante mucho tiempo, al momento de hablar del control de este parásito, sólo se hacía referencia al acaricida que se aplicaría. En un primer momento esto pareció ser suficiente pero, con el correr del tiempo, el problema se fue tornando más complejo”, señalan los especialistas.

Considerando la nueva información que muestra que los cuerpos grasos son el recurso alimenticio de varroa, la investigación de esta vía, como una estrategia en la administración de acaricida, puede ser posible sólo si los mismos son tolerables para las abejas, y pueden incorporarse mediante su alimentación. Esto permitirá ser absorbidos por el cuerpo graso durante la digestión y, de esta manera, el control podrá producirse cuando los ácaros consumen el tejido con el acaricida.

Para los técnicos el abordaje integral de la problemática ha permitido comprender que “es posible convivir con varroa en un porcentaje que no causara daño a las colmenas” y eso se logra con “una estrategia de manejo integrado de la parasitosis. Con el monitoreo en los momentos críticos del ciclo de producción, y no sólo con la aplicación de productos acaricidas”.

Entre las principales prácticas que permitirán llevar a cabo un manejo integrado de la varroosis los profesionales señalan la “comprensión de las curvas de floración de la zona de ubicación de los apiarios”, junto a “monitoreos en momentos críticos” como los son por ejemplo la Post-cosecha y el inicio de temporada.

La obtención de valores de referencia para tomar determinaciones sanitarias, la disminución de su aplicación y rotación de acaricidas de síntesis, como también la incorporación de acaricidas orgánicos a las estrategias de control, en el marco de un plan sanitario zonal, con aplicación coordinada, son factores positivos frente a la varroa.

Implementar, de manera aislada, las distintas prácticas que existen para el manejo de varroa, no asegurará  el éxito en el control de esta  parasitosis. “La incorporación de genética con alto comportamiento higiénico y/o genética tolerante al parásito, el recambio de reinas al menos cada dos años como el de los cuadros viejos y una planificación estratégica de la alimentación deben ser parte del manejo integral”.

Como estrategia de control el PROAPI sugiere realizar, y reforzar, los monitoreos según el ciclo de producción. Con esos datos se podrá implementar el tratamiento con acaricidas aprobados por el SENASA, que incluya un tratamiento a fin de la temporada productiva, tratando de sanear los últimos dos ciclos de cría, para evitar que los ácaros puedan dañar significativamente el cuerpo graso y esto repercuta en el desarrollo de las abejas de invierno.



Para mayor información:
Referentes: Técnico Apicola Daniel Poffer INTA PNAPI Cuenca del Salado- Agencia Rauch- 01168491057 Leandro Frígoli,   INTA - EEA Cuenca del Salado. Agencia Azul 02281470851