Color
esperanza
Estudio
del índice verde en la Cuenca del Salado.
De manera sistemática y mediante el uso
de imágenes satelitales generada por el equipo SEPA del Instituto de Clima y
Agua de INTA Castelar profesionales de la Estación Experimental Agropecuaria
Cuenca del Salado del INTA realizan el seguimiento del estado de la vegetación
en el área de la Cuenca del Salado.
Con
la interpretación de las imágenes satelitales de anomalía de la vegetación y el
comportamiento a lo largo del año de los índices de vegetación, es decir la
evolución de la biomasa disponible, les técnicos del INTA han generado un nuevo
informe observando lo ocurrido durante el invierno y evaluando la situación al
inicio de la primavera.
“Este
estudio permite saber si el valor del Índice Verde, que es un indicador de la
tasa de crecimiento del forraje, se encuentra en valor cercanos, inferiores o
superiores a la media”. La información procesada “brinda herramientas para la toma de
decisiones en relación al ajuste de carga, el manejo del pastoreo y la
definición de aplicar suplementaciones estratégicas”, comentan los
profesionales del INTA, advirtiendo que “estas determinaciones deben ser
tomadas, con una clara lectura a campo, correlacionando la información satelital
con lo que ocurre a escala de potrero”.
En
términos generales los técnicos observan que el Índice Verte, para todos los
partidos analizados, “tuvieron valores superiores a la media durante los meses
de mayo, junio, julio y agosto”. Esto mostró que “la tasa de crecimiento
durante este invierno fue superior al promedio histórico”.
Al
cierre del informe en la mayoría de los partidos “el valor del Índice Verde se
encontraba cercano a la media, reflejando el impacto de las zonas más afectadas
por el anegamiento y la inundación”. Sin embargo “en las zonas linderas a los
cauces principales de los arroyos y en los sitios de descarga del agua de
escorrentía, presentaba valores de IVN muy inferiores a la media histórica”.
Esta mayor tasa de crecimiento, “no se tradujo necesariamente en forraje
disponible como consecuencia de la existencia de una importante superficie, la
cual fue muy variable entre y dentro de los partidos, con anegamiento e inundación”.
Con
el anegamiento de los campos “la falta de accesibilidad y de piso redujo la
superficie efectiva de pastoreo, lo que generó un aumento de la carga
instantánea, de manera forzada.
Como
acción complementaria al seguimiento satelital, la recorrida de campos permitió
observar que “en los establecimientos anegados con faltante de reservas
forrajeras como rollos, o en los que no se pudo realizar la entrega de
suplementos como consecuencia de la mala condición de los caminos rurales, “las
madres presentaron una condición corporal inferior a 3”, aspecto que pone un alerta
durante el servicio. Por el contrario, “aquellos establecimientos que no se
vieron tan afectados por el anegamiento y la inundación, tuvieron la ventaja de
la mayor tasa de crecimiento y los animales, entran a servicio en mejor
condición corporal encontrándose en 3 o incluso en algunos pocos casos en 4”.
Las
recorridas realizadas por los extensionistas del INTA y la información brindada
por asesores privados relevan que “el campo se encontraba mucho más verde que
otros años, pero en muchos casos no había posibilidad de realizar un uso
adecuado de ese forraje”.
“Si
bien el forraje tuvo buena tasa de crecimiento y un mayor contenido de agua,
como contrapartida, durante todo el invierno hubo muchos días sin sol lo que
propició un importante número de casos de hipomagnesemia y debilidad en los
animales; observándose muerte de madres que se encontraban en buena condición
corporal”.
Dada
la variabilidad en el grado de afectación del exceso hídrico, “se observó en
consecuencia variabilidad en la disponibilidad efectiva de forraje y también en
la tasa de mortalidad de terneros”. Según los técnicos del INTA “en la zona
Centro de la Cuenca hubo una mayor mortandad de terneros, los cuales morían en
los días cercanos al parto, en muchos casos porque nacían débiles”.
Con
el exceso hídrico la sanidad de los ovinos también se vio afectada
registrándose en las majadas “casos de toxemia de la preñez, como consecuencia
de una alta proporción de ovejas melliceras”, en las que los altos
requerimientos al portar mellizos produjeron una alta movilización de reservas,
que les desencadenó la toxemia.
Una
parte de las pariciones coincidió con los períodos de mayor precipitación y por
lo tanto de agua acumulada en superficie, hecho que según los técnicos “redujo
la disponibilidad de sitios seguros y secos, provocando la muerte de corderos
en mayor proporción que los asociados a muertes perinatales en años normales”.
Pautas
de manejo:
Conjugando
la información de la tasa de crecimiento del forraje obtenida del Índice Verde y
de las observaciones a campo los técnicos del INTA señalan que “la Cuenca
del Salado presenta distintas condiciones, tanto en la dinámica de la
vegetación como en el estado de la hacienda y el impacto de las inundaciones,
con situaciones contrastantes”.
En materia sanitaria “se evidenciaron en toda
la cuenca problemas de hipomagnesemia, aun en animales en excelente condición
corporal”.
En cuanto al manejo y considerando las
diferencias en la disponibilidad de forraje, los técnicos advierten que “será
necesario realizar un monitoreo más exhaustivo de la Condición Corporal de la
hacienda para identificar qué proporción del rodeo se encuentra por debajo de
la condición 3”, al tiempo que señalan que “todo manejo nutricional pre y
durante servicio, al lograr un incremento del peso de las madres, redundará en
una mejora en el porcentaje de preñez”.
Por otra parte, teniendo en cuenta que en buena parte de la Cuenca se registraron pérdidas de madres, como también animales debilitados, “es importante considerar que habrá animales con una mayor susceptibilidad a las enfermedades” por lo que se sugiere la atención de los veterinarios y estar en alerta por la posible aparición de casos de leptospirosis, hemoglobinuria y, más entrada la primavera fasciola y sarna”.
Sobre la
disponibilidad de recursos forrajeros los técnicos destacan que “si bien el
forraje presenta buena tasa de crecimiento, con lo cual se espera que la
primavera permita mostrar la acumulación de forraje, el manejo del pastoreo se
verá condicionado por la accesibilidad y la falta de piso en los cuadros que
aún se encuentran más afectados por anegamiento e inundación”. En la
medida de lo posible, será importante “reasignar los animales de modo de dar descanso
a los más pisoteados”, al tiempo que proponen “evitar el
pisoteo excesivo en los bajos alcalinos, dado que la compactación del suelo
tendrá un efecto negativo en la concentración de sales en superficie, cuando
esos suelos empiecen a secarse”.
Para
mayor información:
EEA
Cuenca del Salado INTA Rauch.
Av.
Belgrano 416 Tel. (02297) 440525
Referentes:
Ariela Cesa | José Otondo | Alejandra Casal |
E-mail:
cesa.ariela@inta.gob.ar