Procesamiento de alimentos

En conserva
Pautas para elaboración con buenas prácticas de manufactura.

Con el fin de contribuir al fortalecimiento y difusión de la economía social con énfasis en la agricultura familiar urbana y periurbana, desde el INTA Cuenca del Salado se acompaña a los pequeños productores en el manejo de las huertas para agregar valor a su trabajo mediante la producción de verduras frescas, lombricompuesto, plantas y plantines de hortalizas, aromáticas y ornamentales.

Las actividades de promoción de buenas prácticas de manufactura se impulsan desde un enfoque que contempla a la cadena de producción en todos sus eslabones, es decir del “plato a la mesa”.
  

Dado que el tomate es un fruto de temporada estival habitualmente es consumido fresco o crudo en la preparación de ensaladas. Sin embargo es también utilizado para la elaboración de salsas, conservas y dulces.

Contemplando las características de esta hortaliza desde la Estación Experimental Cuenca del Salado de INTA se propone su procesamiento como acción para el agregado de valor y a su vez contribuir a la economía familiar.

“Terminada la cosecha el tomate se convierte en materia prima que debe ser procesada bajo pautas que brinden seguridad a los consumidores”, indican los técnicos de la Experimental. El objetivo de la conservación, es cosechar los frutos en el momento óptimo de maduración, de mayor valor nutritivo y preservar su comestibilidad, su sabor, su aroma, color y propiedades nutricionales. 

Al natural:

Para la producción de tomates “al natural” es importante hacer una selección de los frutos de tamaño y madurez uniforme. La variedad “perita” es la más adecuada por tener mayor cantidad de pulpa.

El lavado y pelado de los mismos debe ser parte del proceso. Para ello se sumergen en agua hirviendo por 1 minuto, hasta que se salga la piel. Posteriormente se deben sacar y sumergir en agua fría para evitar que se sigan ablandando por el calor. Se los pela, corta por la mitad o en trozos y se colocan en frascos de vidrio (previamente esterilizados). El llenado de los frascos debe ser hasta el cuello, dejando sin llenar hasta 2 centímetros del borde. Si el tomate tiene poco jugo, se debe agregar jugo de otro tomate o licuado. Luego se debe sacar las burbujas de aire que se forman dentro del frasco, colocando una hoja de cuchillo por los bordes del envase.

Con los mejoramientos genéticos que se vienen realizando en los Tomates Larga Vida, la especie ha perdido acidez, motivo por el cual los técnicos del INTA sugieren “agregarle una cucharada sopera de vinagre para evitar el desarrollo de microorganismos que deterioran la conserva, o ser perjudiciales para el consumo”.

Una vez realizado el proceso se debe limpiar bien el borde del frasco y colocar la tapa, pudiendo esta ser “corona” o “media rosca”. Luego se debe esterilizar los recipientes a “Baño María”, sumergiendo totalmente los mismos dentro de agua fría, para posteriormente hervirla durante el tiempo que corresponda al tamaño de frasco. Terminado este paso se deben retirar los frascos del agua, colocarlos sobre una madera, lejos de las corrientes de aire y boca abajo para provocar el vacío, y de ese modo evitar la proliferación de microorganismos. El etiquetado de los frascos con el nombre del contenido y fecha de elaboración es el paso previo al almacenaje en un lugar limpio, fresco, seco y oscuro.

Para mayor información:
EEA Cuenca del Salado INTA Rauch.
Av. Belgrano 416  Tel. (02297) 440525
Referente: Ing. Agr.Leticia Verónica Laplace
E-mail: laplace.leticia@inta.gob.ar