Gestando
el futuro
Efectos
a largo plazo en el desarrollo de la descendencia y la calidad de su carne
Un número importante de vacas de cría
sufre restricciones nutricionales durante la gestación, especialmente en el
último tercio, debido a la baja oferta de forraje invernal, baja disponibilidad
de reservas forrajeras y alta carga.
La restricción nutricional durante la
gestación genera un bajo estado corporal al parto alargando el intervalo parto
primer celo y disminuyendo las posibilidades de lograr buenos índices de preñez
en el próximo servicio. Las vacas que llegan en pobre estado al parto y ganan
peso durante el servicio pueden lograr altas tasas de preñez, sin embargo, en
casos de subnutrición preparto severa se pueden lograr índices de preñez
aceptables pero con un retraso en la fecha de servicio.
Datos revelados a partir de un trabajo
realizado por los profesionales de la Estación Experimental del INTA en la
Cuenca del Salado durante cinco años, en 83 establecimientos, reveló que “el
53% de las vacas llegan al parto flacas, con estado corporal inferior a 3 en la
escala de 1 a 5”.
Al respecto los técnicos de la
experimental observan que “numerosos estudios se han focalizado sobre los
aspectos nutricionales que afectan el desempeño reproductivo de las vacas, sin
evaluar posibles efectos negativos sobre el desempeño productivo del ternero”.
Recientes estudios en animales domésticos han determinado que la subnutrición
durante la gestación genera un retardo del crecimiento y desarrollo fetal. Esto
tiene un efecto negativo en el crecimiento postnatal, ya que se afecta el
desarrollo del aparato gastrointestinal afectando la eficiencia de utilización
del forraje. El retardo en el crecimiento fetal también puede afectar el
desarrollo del aparato reproductivo y el futuro desempeño de las terneras si
son utilizadas como madres.
Crecimiento
intrauterino y peso al nacimiento:
En varios trabajos realizados durante
las décadas del 70 al 90 se comprobó que la restricción energética durante la
gestación reduce el estado corporal al parto y reduce el peso de los terneros
al nacer.
Dado que dichos trabajos fueron
diseñados para evaluar la respuesta en las vacas y pocas variables fueron
determinadas para evaluar el desarrollo y crecimiento de los terneros posparto,
los técnicos de la Estación Experimental Cuenca del Salado del INTA realizaron
un ensayo en la Chacra Experimental Manantiales (Chascomús) mediante el cual
“se observó que la restricción de vacas al 50% de los requerimientos generó
terneros que pesaron 2 kg menos al nacimiento, menor ganancia de peso durante
la lactancia y 10 kg menos de peso de los terneros al destete comparado con las
vacas que fueron alimentadas al 100% de sus requerimientos”. Asimismo “cuando
la restricción energética se realiza en los primeros meses de gestación los
resultados sobre el peso al nacer y peso al destete no resultaron tan
consistentes”.
Dado que en muchos casos la
restricción nutricional puede ser principalmente proteica cuando se utilizan
forrajes de baja calidad como el pastizal natural en invierno o los residuos de
cosecha, algunos estudios más recientes se han orientado a evaluar el impacto
de la suplementación con concentrados proteicos (PB: 28 a 42%) durante el
último tercio de gestación, coincidiendo en que “no hay diferencias en el peso
al nacer pero si se observan diferencias de peso al destete que varían en un
rango de 7 a 9 kg”.
Desarrollo del
músculo y efectos sobre la calidad de carne:
La nutrición fetal es crucial para el
desarrollo muscular porque el número de fibras musculares no se incrementa
después del nacimiento. El músculo esquelético es vulnerable a la deficiencia
de nutrientes porque es de baja prioridad en la partición de nutrientes
comparado con otros órganos. La restricción nutricional durante la gestación
puede resultar en un reducido número de fibras musculares y reducida masa
muscular impactando en la performance animal. El número de fibras musculares y
los adipositos intramusculares los cuales determinan el marmóreo son
influenciados durante el desarrollo fetal.
Durante los tres
primeros meses de gestación se produce la miogénesis primaria en la que se
forman un bajo número de fibras musculares.
La nutrición maternal tiene poca
influencia en la formación primaria del músculo. Durante los 2 a 8 meses de
gestación se forman la mayoría de las fibras musculares en lo que es llamado la
miogénesis secundaria. Una reducción del número de fibras musculares durante
este periodo por causa de una subnutrición maternal puede traer una larga y
perdurable consecuencia irreversible en la descendencia.
La adipogénesis se inicia en la mitad
de la gestación de los rumiantes, la cual se superpone con la miogénesis
secundaria. Así, el manejo de la nutrición maternal, el cual aumenta el número
de células del mesénquima comprometiendo la adipogénesis, incrementará el
número de adipocitos intramusculares y por lo tanto el marmoreo.
La etapa fetal podría ser la etapa más
eficiente para incrementar el marmoreo en la carne de la descendencia. La grasa
intramuscular es crucial para la palatabilidad de la carne porque el marmoreo
determina el sabor y la jugosidad. La cantidad de grasa intramuscular está determinada
por el número y tamaño de los adipositos intramusculares.
Mediante dos estudios realizados con
vacas durante el último tercio de gestación los especialistas del INTA Cuenca
del Salado observan que “es posible afectar la calidad de carne de la
descendencia (Tabla1). De este modo se generó
información complementaria a estudios previos que indican que “mayor marmóreo
en novillos hijos de vacas suplementadas con proteína durante la gestación” y
que es de esperar “un mayor peso de la carcasa y terneza en novillos hijos de
vacas alimentadas con pasturas mejoradas que los hijos de vacas alimentadas con
campo natural.
Para
mayor información:
EEA
Cuenca del Salado INTA Rauch. Av. Belgrano 416
Tel.
(02297) 440525
Referentes: Sebastian Maresca