Pautas
de manejo de la huerta.
Pasado el verano, las temperaturas descienden, los
días se empiezan a acortar, pero no la actividad en la huerta. En la llegada
del otoño existe un importante número de especies que prosperan y las prácticas
de manejo en la huerta se intensifican.
Con
el fin de contribuir al fortalecimiento y difusión de la economía social con
énfasis en la agricultura familiar, desde el INTA Cuenca del Salado se acompaña
a los pequeños productores en el manejo de las huertas agroecológicas para
agregar valor a su trabajo mediante la producción de hortalizas frescas,
lombricompuesto, plantines, aromáticas y ornamentales.
Como
aportes para lograr cultivos fuertes en un entorno productivo de perfil
agroecológico y de ese modo asegurar
la producción de hortalizas y verduras durante todo el año, los técnicos
del INTA sugieren pautas de manejo que contemplan la preparación del suelo, la
elección de especies adecuadas para esta época del año y un cuidado acorde a la
demanda de cada una de ellas.
“El
otoño es una estación ideal para recoger las semillas de las especies
cultivadas durante temporada
primavero-estival y de esta forma autoproducir y seleccionar nuestras propias
semillas para la próxima temporada” indican los técnicos del INTA señalando que
“es un buen momento para comenzar a remover la tierra, desmalezarla, nutrirla
con abono o restos de plantas de nuestra huerta y hasta agregarle hojas secas
que han empezado a caer, como así también preparar protecciones contra el frío”.
En cuanto al manejo “resulta importante conocer
las especies a elegir sembrar o plantar durante esta temporada”, dado que deben
ser aquellas que tienen mayor resistencia al clima frío y humedad”. También “se
debe contemplar el calendario a fin de identificar el mejor momento
para iniciar los cultivos y la técnica de siembra apropiada en cada caso”,
considerando que “deben
recibir por lo menos seis horas de luz solar al día”.
Al
respecto “se sugiere la siembra de especies que se pueden producir a lo largo
de todo año como acelga, achicoria, perejil, rabanito, zanahoria, lechuga de
invierno, al tiempo que comenzar con los otros cultivos propios de la estación
como cebolla, puerro, repollo, coliflor, remolacha, ajo, habas, arvejas”, sin
dejar de lado las plantas aromáticas y flores como las caléndulas, que “aportan
color a la huerta y atraen insectos benéficos”.
En un esquema
agroecológico “las especies leguminosas, como las habas y arvejas, se destacan
por su aporte a los cultivos, en tanto fabrican algunos de los nutrientes que
consumen y eso ayuda a reponer la fertilidad del suelo”.
Utilizar coberturas
con canteros o almácigos con abono de cobertura (pasto seco o viruta de madera)
favorece la retención de humedad al comienzo de la temporada, una condición
indispensable para lograr una emergencia uniforme de los cultivos, como así
también proteger al suelo del impacto de las gotas de lluvia y de las bajas
temperaturas del invierno.
Para el abono
“además de continuar con el reciclaje de los desperdicios orgánicos, el otoño
es un buen momento para fortalecer el suelo y recompensarlo con nutrientes por
su trabajo durante la temporada estival”. De este modo, una de las claves es
“separar el abono que ya se encuentra listo en la abonera y agregarlo a la
tierra antes de realizar la siembra”.
Otra de las bondades
que le profesionales de INTA rescatan del otoño es que “le permite al huertero
hacer algunas podas de los frutales, ya que las plantas pueden cicatrizar los
cortes relativamente rápido”. En invierno, si bien la planta “sufre” menos la
poda, no cicatriza con tanta facilidad.
Para
mayor información:
EEA
Cuenca del Salado INTA Rauch.
Av.
Belgrano 416 Tel. (02297) 440525
Referentes:
ing. Agr. Leticia Verónica Laplace
E-mail:
laplace.leticia@inta.gob.ar